Suena mi despertador un lunes más, son las ocho de la
mañana. Katy tiene que estar camino de la universidad y mi tía trabajando. Así
que estoy sola en casa. Me despierto tranquilamente, no me cuesta mucho, esta
noche he descansado lo suficiente. Me pongo mis vaqueros desgatados, una camisa
azul marino y una rebeca gris de mi prima, con una bufanda gorda de lana. Una
vez en la cocina me quedo parada delante del frigorífico casi vacío pensando
qué puedo desayunar. Decido coger una manzana.
Camino hacia la tienda veo un coche de policía en el
ayuntamiento. Me viene la idea a la cabeza de que vengan en mi busca , para
interrogarme. Pero opto por borrar ese pensamiento y tener un buen día. No
quiero pensar en ese tema.
Llego a la tienda más temprano de lo normal. Me sorprendo
al encontrarme a Dani en el almacén.
-¡Buenos días!, ¿cómo tu por aquí tan temprano?- Le digo
ocultando mi bajo estado de ánimo.
- Ah hola Helena. Me habías asustado. Estoy ayudando a
César. Ha tenido que acompañar a mi madre al hospital esta mañana, y yo me he
venido a la tienda a currar por él.
- Vaya, ¿qué le ha pasado a tu madre? ¿está bien?
- Pues no lose la verdad. Yo llegaba a casa, venía de la
ciudad, sobre las siete y media más o menos. Y me encontré a mi madre tirada en
el suelo y a César llamando al hospital. La ambulancia iba a tardar mucho así
que decidió llevarla el mismo en la camioneta.
- Madre mía. Pobrecilla, espero que no sea nada grave.
Por cierto ¿con tú padre que tal, arreglasteis las cosas?
- Bueno ¿y tú que preciosa?- Me dice cambiando de tema.
- Yo bien, no hay novedades en mi vida ahora mismo.
-¿y tu prima cómo va? Hace tiempo que no la veo por el
pueblo.
- Con eso de la facultad, pasa más tiempo en la ciudad
que aquí. Esta todos los días dando viajes con el ciclomotor de aquí para ya.
El día se me hace ameno con Dani, saca muchos temas de
conversación y es igual de bromista que su hermano. Pero estoy preocupada por
César y por Carmen. No han dado señales de vida desde esta mañana, y son ya las
seis de la tarde.
Voy a casa para ver si ha llegado mi tía quizás ella sepa
algo.
-¡Ya estoy en casa!- Grito esperando encontrar respuesta,
pero no me contesta nadie.
Entro corriendo buscando por el salón , la cocina , el
baño. Pero no hay rastro de mi tía, y de Katy menos. Subo a las habitaciones,
pero tampoco hay nadie. Mi tía suele estar en casa por las tardes. Empiezo a
preocuparme.
Sin perder más tiempo cojo el autobús para ir al hospital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario