Forever

Forever

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo 10-¿Amistad?


Me levanto y subo las escaleras rápidamente, no aguanto ni un minuto más ahí abajo. César viene detrás mía. Entramos en mi cuarto, y nada más entrar me tiro en la cama. Estoy muy cansada y esto ha sido el remate para acabar el día.

- Has sido muy borde, ellos solo quieren ayudar.

- No nací para ser simpática. Y menos con esa.

-¿Pero qué te pasa con Lidia, porque te cae mal? Yo la he visto muy simpática.

- Normal si todo lo que soltaba por la boca eran piropos para ti.

- Ah ya entiendo lo que pasa.

Me quedo mirándolo esperando a que termine la frase, pero está esperando a que le pregunte lo que pasa.

- A ver... ¿qué paaasa?

- Que estás celosa

Empieza a burlarse de mí y a tirarme cojines repitiéndome que estoy celosa. Mi enfado se transforma en carcajadas y empezamos una guerra de peluches y almohadas y a correr por la habitación.

- Pero que hablas no estoy celosa jajajaja.

- Si que lo estás, te has puesto celosa de Lidia , porque es alta rubia y es más guapa que tu.

-¿Ah sí, te parece más guapa que yo?

 - Es rubia.

- Eso no tiene nada que ver ¿es más guapa que yo o no? 

 - Mmm...

Estoy de rodillas en la cama justo delante de él ,le llego a la altura de los hombros más o menos. Justo antes de que pueda responder le tiro un cojín a la cara y empiezo a reírme a carcajadas. César me carga a la espalda y empieza a darme vueltas.

-César para por favor.- Le suplico muerta de risa.

- Pídeme perdón.

- Cuando reconozcas que soy más guapa que esa rubia.- Insisto.

Me baja y me pone delante suya, estoy con los pelos alborotados, con la respiración entrecortada de tanto reírme. Se pone serio de repente y me mira a los ojos.

- Tu eres más guapa. Mucho más guapa.

Nos quedamos los dos mirándonos, como si él tiempo se hubiera detenido. Yo reflejada en sus ojos, el en los míos. Y alrededor nuestro solo hay silencio, y miedo, miedo a un nuevo sentimiento, miedo a poder equivocarnos, miedo a perder una gran amistad.

- No estaba celosa, pero si algo agobiada.

César se queda mirándome es la primera vez que no sabe qué decir, pero no es un silencio incómodo, es cómo si nos estuviéramos estudiando el uno al otro. Entonces pegan a la puerta.

- Abrirme soy yo.- Grita Katy desde el otro lado.

Katy cómo no.

 César le abre la puerta y se sienta en la cama a mi lado.

- Me habéis dejado sola ahí abajo con esos dos tipos, cuando yo allí no pinto nada que vergüenza.

- No aguantaba más con esa mujer.

- Ya, a mí tampoco me ha caído muy bien. Se le ve algo creída.

- Helena esta celosa porque me ha tirado los trastos. 
.-¿Enserio, que te ha dicho?

César me mira para que responda yo en su lugar.

- Que si tiene una sonrisa preciosa, que qué suerte tengo de encontrar a un amigo como él. Ha sido una descarada, se nota que le has gustado.- Digo haciendo notar mi enfado. 
 -¡Qué fuerte! las chicas de hoy en día no tienen consideración, conocen a un tío y ya van detrás de él sin saber si tiene novia o si está casado. Así surgen después tantos divorcios en el mundo.

- Por dios Katy no seas exagerada, un chaval de mi edad no suele estar casado. Y tampoco ha dicho nada del otro mundo. Solo le ha gustado mi sonrisa.

-¡¿SOLO?! Ay.. cuanto te queda por aprender de las mujeres chaval.

- Bueno dejemos de hablar de Lidia, si me he subido aquí es para olvidarme de ella.

Los tres nos quedamos en mi habitación hablando un poco de todo. De perros, coches, cotilleos del pueblo, nuevas tiendas de la ciudad, de Dani y su nueva guitarra, de los profesores por culeros de Katy, etc. Entre los dos han hecho que se me olvide que justo debajo nuestra hay dos personas que quieren atiborrarme a preguntas sobre el día que tanto me cuesta hablar y tan poco me gusta recordar.

-César es tardísimo, ¿por qué no llamas a tu madre y le dices que te quedas a dormir? Mañana vamos juntos a la tienda y ya está.

- Si venga ¡fiesta de pijamas!- Grita la loca de Katy.

Katy me ayuda a sacar el colchón que guardamos detrás del armario, para este tipo de casos y sacamos algunas mantas y sabanas.Me cuesta dormirme, no paro de pensar en la semana que me espera con Lidia y Raúl, que me tendrán que interrogar. Y tampoco me puedo sacar de la cabeza los sentimientos que están empezando a surgir entre César y yo, sentimientos que no son los habituales, y son algo más que una simple amistad. Tengo miedo de que esto se nos valla de las manos, miedo de fallar y perder al único amigo que tengo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario